Tengo miles de imágenes en mi cabeza, no sé qué significan, no sé de dónde vienen ni porque están ahí. No sé que me quieren decir.
Son imágenes sin sentido, sin ninguna explicación, algunas insultan a la razón.
Giran y giran en mi cabeza. Gritándome con fuerza para reaccionar.
Creando sueños con sangre y demonios con mascaras de amor. Mostrando fotografías de pasillos infinitos en mis pensamientos, acorralándome en la esquina de mi habitación, sus ojos sin expresión me miran y siento confusión. Siento unas manos a mí alrededor y una presión contra mi corazón, escucho perros ladrar en mi oído y un bebe llorando a mis pies. Mi mirada se nubla de la realidad, dejando ver aquellas ideas otra vez. Y para cuando creo despertar de este sueño, en el que muero más que vuelo, las imágenes es lo que sigo viendo. Me aterrorizo al pensar en cada centímetro de lo que imagino, de lo que mi mente crea y de cómo esta juega con mi ser creando otras realidades en mi cabeza.
Ilustraciones malignas que acechan mi mente, una quimera, una montaña, sangre y dinero, acompañadas por un sonido chillante que explota dentro de una iglesia. Sombras y terrores. Locura y errores. Manos volando por los aires con cigarrillos en los dedos, por las nubes de humo y conocimientos. Flotando, nadando e imaginando. Y yo…en el suelo cubierto de lodo, con lágrimas infinitas como la escalera del purgatorio. Mis manos atadas a la espalda de la culpa, una culpa que no debería cargar. Soñando con algún día volar unida a esas manos, que tanto me permitirían imaginar, algo más que estos sueños siniestros que quiero olvidar.
Saret.
